No hacía mucho de nuestra última sesión ya que había sido a principios de abril, pero como ya sabréis, las ganas de pescar no se van nunca. Por lo que decidimos hacer una sesión de 16 horas el sábado.
Planeamos bien todo, comprando lo necesario para nuestra estrategia de cebado. El cebado en cada embalse es un mundo y cada pescador tiene sus manías y sus estrategias, nosotros decidimos cebar con semillas y con micropellets de krill, acompañando estos últimos con un remojo del mismo sabor.

Parte de nuestra estrategia consistía en diferenciar dos zonas de cebado, en una usaríamos las semillas y en la otra los micropellets. Llegamos a las 8 pasadas y cebamos con los cohetes, por lo que hasta las 9 pasadas no empezamos a colocar nuestros montajes en los cebaderos.
En el cebadero de micropellets decidí colocar dos de las tres cañas. Como cebos usé boilies de SK30, acompañados con una malla de PVA de los mismos boilies triturados y, en la otra caña un pellet de 14 mm de krill, con el correspondiente remojo; para la otra caña, en el cebadero de semillas, usé un boilie de piña acompañado con una malla de PVA de los mismos boilies triturados con su remojo, aunque más tarde también utilizaría chufas, con un remojo de vainilla.
Las picadas comenzaron antes de lo que esperábamos, los pellets de krill de 14 mm triunfaban entre los peces, atribuyéndose casi todas las picadas.
No eran ni las 11 cuando se dejó ver el primer barbo, atraído por el krill. Nos alegramos bastante, viendo como había sido nuestra última sesión en estas aguas, pero buscábamos a sus primas las carpas. Dicho y hecho, poco después teníamos una bonita común de 3 kg en nuestra moqueta, el SK30 había cumplido.
Se fueron sucediendo las picadas entre Sergio y yo, todavía no habíamos comido y Sergio ya llevaba dos carpas y un barbo, y yo tres carpas y dos barbos. No eran grandes, muy a nuestro pesar, los barbos aunque todos por encima de los 2 kg no llegaban a nuestras expectativas, igual que las carpas que todas rondaban los 3 kg, pero se quedaban lejos de nuestros deseos.
Estábamos ya comiendo, y como nos pasa siempre, picaron mientras comíamos, con el bocado en la boca todavía pudimos meter en la sacadera un bonito comizo.
Poco después de comer arrancó una caña más rápido de lo que llevábamos visto, corrí a clavarla y conseguimos llevarla a la moqueta, otra que sucumbía al krill, una común de más de 4 kg, seguía sin ser lo que buscábamos pero me alegré un montón de verle los bigotes. No habíamos terminado de soltarla cuando a Sergio le arrancó otra caña, otro barbo.
No llegaban a ser las 8 de la tarde, Sergio llevaba tres carpas y dos barbos, y yo llevaba cinco carpas y cuatro barbos. La alarma de una de mis cañas empezó a sonar, la clavé, estaba trabajándola, todavía no estaba ni cerca cuando otra alarma me dió el aviso, sacaba muchísimo hilo y le pedí a Sergio que la cogiera. Mientras Sergio luchaba con lo que parecía el pez más grande de la sesión, yo traía una bonita royal hasta la moqueta, una vez hidratada en la moqueta, cogí la caña. Sergio había conseguido que el pez no se metiera en unos obstáculos que tenía justo delante del rodpod, que nos hubiera complicado mucho el conseguir sacarlo. Después de una bonita lucha que tuvimos los dos contra aquel pez pudimos verle, un barbo que apuntaba casi los 5 kg en nuestra báscula. Lo llevamos a la moqueta, donde Sergio se había encargado de mantener hidratada a la carpa royal, hicimos las fotos correspondientes, los pesamos, y fueron devueltos en perfectas condiciones, esperando que algún día podamos volver a ver a ese barbo más crecido.
Después de eso y con 16 capturas en nuestro haber, estábamos contentos, como bien he dicho no teníamos buenas sensaciones de nuestra última sesión en estas aguas. No terminaba ahí nuestra sesión quedaban dos más, una común y un barbo, justo a la hora de cenar, para no perder la costumbre de picar cuando comemos.
Sumamos un total de 18 capturas, Sergio sacó tres carpas, dos barbos, y me ayudó con ese barbo. y yo tuve la suerte de coger siete carpas y seis barbos. No son las tallas que buscamos, pero pienso que nos podemos ir contentos, el barbo mas pequeño de 2'100 kg y la carpa más pequeña 2'900 kg viendo la última sesión, es mucho más de lo que esperábamos!
A continuación os dejo algunas fotos de la sesión.

Independientemente de los resultados lo importante es pasarlo bien, y eso siempre lo tenemos garantizado.
El Club de la Carpa no descansa. CAPTURA Y SUELTA.
Ángel BG
Planeamos bien todo, comprando lo necesario para nuestra estrategia de cebado. El cebado en cada embalse es un mundo y cada pescador tiene sus manías y sus estrategias, nosotros decidimos cebar con semillas y con micropellets de krill, acompañando estos últimos con un remojo del mismo sabor.
Parte de nuestra estrategia consistía en diferenciar dos zonas de cebado, en una usaríamos las semillas y en la otra los micropellets. Llegamos a las 8 pasadas y cebamos con los cohetes, por lo que hasta las 9 pasadas no empezamos a colocar nuestros montajes en los cebaderos.
En el cebadero de micropellets decidí colocar dos de las tres cañas. Como cebos usé boilies de SK30, acompañados con una malla de PVA de los mismos boilies triturados y, en la otra caña un pellet de 14 mm de krill, con el correspondiente remojo; para la otra caña, en el cebadero de semillas, usé un boilie de piña acompañado con una malla de PVA de los mismos boilies triturados con su remojo, aunque más tarde también utilizaría chufas, con un remojo de vainilla.
Las picadas comenzaron antes de lo que esperábamos, los pellets de krill de 14 mm triunfaban entre los peces, atribuyéndose casi todas las picadas.
No eran ni las 11 cuando se dejó ver el primer barbo, atraído por el krill. Nos alegramos bastante, viendo como había sido nuestra última sesión en estas aguas, pero buscábamos a sus primas las carpas. Dicho y hecho, poco después teníamos una bonita común de 3 kg en nuestra moqueta, el SK30 había cumplido.
Se fueron sucediendo las picadas entre Sergio y yo, todavía no habíamos comido y Sergio ya llevaba dos carpas y un barbo, y yo tres carpas y dos barbos. No eran grandes, muy a nuestro pesar, los barbos aunque todos por encima de los 2 kg no llegaban a nuestras expectativas, igual que las carpas que todas rondaban los 3 kg, pero se quedaban lejos de nuestros deseos.
Estábamos ya comiendo, y como nos pasa siempre, picaron mientras comíamos, con el bocado en la boca todavía pudimos meter en la sacadera un bonito comizo.
Poco después de comer arrancó una caña más rápido de lo que llevábamos visto, corrí a clavarla y conseguimos llevarla a la moqueta, otra que sucumbía al krill, una común de más de 4 kg, seguía sin ser lo que buscábamos pero me alegré un montón de verle los bigotes. No habíamos terminado de soltarla cuando a Sergio le arrancó otra caña, otro barbo.
No llegaban a ser las 8 de la tarde, Sergio llevaba tres carpas y dos barbos, y yo llevaba cinco carpas y cuatro barbos. La alarma de una de mis cañas empezó a sonar, la clavé, estaba trabajándola, todavía no estaba ni cerca cuando otra alarma me dió el aviso, sacaba muchísimo hilo y le pedí a Sergio que la cogiera. Mientras Sergio luchaba con lo que parecía el pez más grande de la sesión, yo traía una bonita royal hasta la moqueta, una vez hidratada en la moqueta, cogí la caña. Sergio había conseguido que el pez no se metiera en unos obstáculos que tenía justo delante del rodpod, que nos hubiera complicado mucho el conseguir sacarlo. Después de una bonita lucha que tuvimos los dos contra aquel pez pudimos verle, un barbo que apuntaba casi los 5 kg en nuestra báscula. Lo llevamos a la moqueta, donde Sergio se había encargado de mantener hidratada a la carpa royal, hicimos las fotos correspondientes, los pesamos, y fueron devueltos en perfectas condiciones, esperando que algún día podamos volver a ver a ese barbo más crecido.
Después de eso y con 16 capturas en nuestro haber, estábamos contentos, como bien he dicho no teníamos buenas sensaciones de nuestra última sesión en estas aguas. No terminaba ahí nuestra sesión quedaban dos más, una común y un barbo, justo a la hora de cenar, para no perder la costumbre de picar cuando comemos.
Sumamos un total de 18 capturas, Sergio sacó tres carpas, dos barbos, y me ayudó con ese barbo. y yo tuve la suerte de coger siete carpas y seis barbos. No son las tallas que buscamos, pero pienso que nos podemos ir contentos, el barbo mas pequeño de 2'100 kg y la carpa más pequeña 2'900 kg viendo la última sesión, es mucho más de lo que esperábamos!
A continuación os dejo algunas fotos de la sesión.
Independientemente de los resultados lo importante es pasarlo bien, y eso siempre lo tenemos garantizado.
El Club de la Carpa no descansa. CAPTURA Y SUELTA.
Ángel BG
